¿Sustentabilidad o greenwashing?

El árbol de candeia, nativo de Brasil, es una fuente excelente de un ingrediente valorado por sus cualidades antiinflamatorias que es usado en cosméticos para piel sensible. “Brasil es el único productor a nivel mundial de Bisabolol y controlaba el mercado del producto hasta 2010, cuando Symrise compró más del 70 por ciento de la producción local”, explica João Paulo Cândia Veiga, profesor de ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de São Paulo. Una demanda alta con regulaciones mínimas a su extracción han convertido a la sostenibilidad de la producción del Bisabolol en un asunto preocupante. Los medios brasileños han reportado sobre deforestación irregular, incluso en zonas de conservación, y Symrise ha reemplazado el aceite natural con una versión sintética. Esta decisión podría reducir la presión sobre el candeia y su medio ambiente, o lo que es más probable, otras compañías tomarán la estafeta de Symrise y continuarán la deforestación mientras nadie exija prácticas sustentables a los productores. La demanda mundial de cosméticos con la etiqueta de ser “naturales” podría destruir los bosques del mundo. --YaleGlobal

¿Sustentabilidad o greenwashing?

Una alta demanda por cosméticos “naturales” y poca regulación amenazan al árbol de candeia en Brasil.
João Paulo Cândia Veiga
Tuesday, May 28, 2013

SAO PAULO: Un árbol en la selva húmeda de Brasil que ha sido usado en cosméticos por décadas ahora tiene la oportunidad de darse un respiro. Symrise, la compañía multinacional alemana líder en las industrias del sabor y las fragancias, anunció que ya no ofrecerá su producto denominado Alpha-Bisabolol natural --un extracto de la madera del candeia de la costa atlántica de la selva brasileña. Sin embargo, los ambientalistas no están celebrando la decisión de Symrise, ya que muestra el daño que las empresas multinacionales han causado a la selva húmeda.
 
Por más de 30 años, el Alpha-Bisabolol de candeia o Bisabolol natural se exportó sin gran fanfarria. Sólo algunos reportes esporádicos de tráfico y deforestación ilegal daban pistas de su valor como ingrediente activo en antiinflamatorios usados en cosméticos para piel sensible. El candeia está relacionado con la manzanilla y las dos especies son fuentes de aceites usados en la industria de la salud. La diferencia es que el aceite puro de candeia contiene 95 por ciento de Bisabolol, mientras que el aceite de manzanilla solamente llega a un 45 por ciento. Debido a que el candeia se vendió a un precio más bajo que la manzanilla por largo tiempo, el mercado cosmético global lo adoptó ampliamente. Compañías internacionales como L’Óreal, Nívea (Beiersdorf), Estée Lauder, Chanel, Johnson & Johnson, así como las empresas brasileñas Natura, Boticário, Theraskin, Payot, entre otras, usaron el producto natural en sus productos de maquillaje y cuidado de la piel.
 
Brasil es el único productor mundial de Bisabolol natural y, hasta que Symrise adquirió más del 70 por ciento de la producción local en 2010, controló el mercado mundial del producto. Reportes corporativos describían la sustentabilidad de la cadena de producción del Bisabolol de candeia como casi ideal y “sin necesidad de mejoras”. El Bisabolol se convirtió en uno de los cuatro productos naturales más importantes para la compañía alemana, la cual compraba aceite de candeia crudo en Brasil por alrededor de BRL $70 por kilogramo, lo refinaba en Alemania y luego vendía el producto refinado por BRL $230 el kilogramo, creando un negocio altamente redituable.
 
La decisión repentina de la compañía de suspender la cosecha de candeia en Brasil, cambiando sus productos a una versión sintética del Bisabolol, es achacada a una estrategia de responsabilidad corporativa por una declaración oficial que la describe como una manera de “contribuir a la conservación de la naturaleza en Brasil”. Dicha estrategia sería legítima y deseable si no fuera por el reconocimiento implícito por parte de la corporación de que las prácticas para obtener el Bisabolol de candeia no eran sustentables: “En los últimos años, Symrise vendió Bisabolol de fuentes sustentables y, por lo tanto, protegió al árbol de candeia. Sin embargo, ahora que un volumen suficiente de aceite de candeia no puede ser garantizado por medios sustentables, Symrise ha decidido dejar de comprar este recurso de la selva húmeda”. Si el producto venía de fuentes sustentables, ¿por qué se redujo su volumen?
 
La demanda mundial de Bisabolol natural es de alrededor de 100 toneladas al año, casi todo destinado al consumo internacional, especialmente en Europa. Cinco compañías operan con candeia en Brasil y Symrise compraba aceite crudo de todas, supuestamente sin discriminar distintas fuentes ni poner énfasis en producción rastreable. Asimismo, Symrise producía Alpha-Bisabolol sintético que, aunque se informaba que era de menor pureza que el Bisabolol de candeia, se vendía a un precio similar. Al controlar los volúmenes de aceite natural y regular del producto sintético, la empresa multinacional alemana era la que establecía el precio mundial del Bisabolol. Posteriormente, el producto era distribuido a compañías multinacionales y brasileñas.
 
La cadena de producción del Bisabolol natural ha estado mermada por la controversia desde hace más de una década. En febrero de 2000, el periódico O Globo reportó que la “mafia del candeia” cortaba los árboles indiscriminadamente en Minas Gerais, al sureste de Brasil, incluso dentro de parques estatales y áreas de conservación. Debido a esta queja, el Ministerio del Medio Ambiente financió junto con la Universidad Federal de Lavras un estudio sobre la administración del candeia. Así nació el Proyecto Candeia bajo el liderazgo de José Roberto Scolforo, dando una base científica para la regulación del árbol por parte del Instituto Estatal de Estudios Forestales de Minas Gerais. El candeia es uno de los pocos árboles de Brasil que cuentan con regulaciones específicas. Sin embargo, incluso hoy, la falta de vigilancia ha sido un gran obstáculo para la puesta en marcha de las regulaciones.
 
Las deficiencias institucionales junto con una demanda fuerte son tierra fértil para un ambiente de ilegalidad. El volumen de madera autorizado por los reguladores es mucho más bajo que la cantidad de Bisabolol ofrecida en el mercado. Por cada tonelada de madera de candeia, se pueden extraer siete kilogramos de Bisabolol. Para generar 100 toneladas al año, que es la cantidad que el mercado usa, se necesitarían 14,000 toneladas de candeia. Las licencias otorgadas por las autoridades entre 2005 y 2010 cubrieron poco más de la mitad de las ventas, lo cual significa que una gran parte del Bisabolol en el mercado vino de fuentes ilegales. La declaración oficial de Symrise reconoce indirectamente que la compañía dominó una cadena de producción donde la protección de la selva húmeda no era una prioridad importante.
 
El riesgo de variación entre la demanda, la oferta y lo redituable del producto definitivamente le preocupaban a Symrise. En 2011, el riesgo aumentó cuando una colaboración entre la Universidad de Sao Paulo y la Universidad de Columbia investigaron la cadena del producto. Sus entrevistas a terratenientes, productores brasileños de aceite de candeia y Bisabolol, agencias ambientales en Minas Gerais, distribuidores y compañías cosméticas revelaron profundos desafíos en materia de sustentabilidad.
 
Ana Malazavi, socióloga de la Universidad de Sao Paulo, fue miembro del equipo de investigación que se topó con entrevistas canceladas sin explicación, respuestas sospechosamente breves a sus correos electrónicos, trabajadores que admitían no saber de los problemas ambientales inherentes a la extracción del producto, contradicciones entre discurso y práctica, así como dudas al reportar detalles de consumo. De acuerdo a ella,  las compañías se incomodaron cuando el Bisabolol de candeia se encontró bajo un microscopio. El reporte final del proyecto, titulado “Promoting Sustainability in the Value Chain of Natural Bisabolol, a Brazilian Rainforest Product”, fue presentado en Nueva York en mayo de 2011 en la Escuela de Estudios Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia, añadiendo a las preocupaciones encontradas en un estudio previo financiado en 2006 por el banco alemán KfW. Según dicho estudio, las reservas de candeia nativa son consumidas a un paso que rebasa su velocidad de renovación, el monitoreo es insuficiente, el mercado se encuentra controlado por distribuidores extranjeros que a su vez se encuentran dominados por Symrise y las industrias de consumo ven poco valor en el origen natural del producto o en su certificación como producto responsable social y ambientalmente.
 
Se destacan dos compañías: la empresa de cosméticos brasileña Natura, que suspendió su uso del producto en 2000 tras las primeras acusaciones y solamente volvió a usarlo cuando un proveedor pudo garantizar el origen sustentable del mismo. Atina-Ativos Naturais, una compañía brasileña fundada en 2004, se convirtió en ese proveedor tras certificarse como la única manufacturera de Bisabolol sustentable bajo las regulaciones cuidadosas del Forest Stewardship Council, una organización no gubernamental independiente basada en Bonn que fue establecida para promover el manejo responsable de los bosques del mundo.
 
La decisión de Symrise podría disminuir la presión para que exista una industria ilegal del candeia. Sin embargo, también representa la pérdida de una oportunidad para hacer frente a las preocupaciones acerca de la selva húmeda brasileña. El líder mundial del mercado del Bisabolol tenía el poder de seguir el ejemplo de Natura y exigir que proveedores brasileños adoptaran controles y prácticas más estrictas. Symrise se podría haber convertido en el agente de cambio principal dentro de la cadena de producto, pero decidió simplemente abandonarla. Al mismo tiempo, el cambio de Symrise al aceite sintético disminuyó la demanda de Bisabolol natural y aumentó la presión que sufren las compañías que sí tienen una trayectoria de comportamiento responsable, como Atina desde su certificación con el FSC.
 
El caso del Bisabolol de candeia es emblemático de un legado colonial donde Brasil proporciona las materias primas provenientes de la selva húmeda para su manufactura de refinamiento y valor añadido en Europa. Las compañías seducen a sus consumidores con frases como “origen botánico” y “aceites naturales”, y aunque las fallas en la sustentabilidad del Bisabolol no son ningún secreto, la larga lista de compañías cosméticas que aún dependen de él muestra el nivel de compromiso verdadero de los consumidores occidentales con la sustentabilidad.


João Paulo Cândia Veiga es profesor de ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Sao Paulo, Brasil.
 
Translated from English by Francisco Garcia Gonzalez and Joskua Tadeo.
Copyright © 2013 Yale Center for the Study of Globalization