El nuevo triángulo asiático

Tras el empeoramiento de las relaciones de China con Japón y el sureste asiático debido a disputas territoriales, Beijing busca limar asperezas con India. La tarea no es fácil, según explica el experto en seguridad Harsh V. Pant. Antes de la visita de Li Keqiang a India, la cual fue su primera visita al extranjero como Primer Ministro de China, tropas chinas incursionaron en territorio indio en el área de Ladakh, provocando una parálisis diplomática de tres semanas. Tres acuerdos sin gran consecuencia fueron firmados durante la visita, tras la cual el primer ministro indio Manmohan Singh visitó Japón y recibió una cálida bienvenida. Las propuestas japonesas de ayuda económica, transferencias de tecnología de doble uso y negociaciones sobre cooperación para el uso civil de energía nuclear no fueron del agrado de China, quien tiene dificultades en reconciliar su postura militar agresiva con los llamados que ha hecho a la cooperación económica regional. – YaleGlobal

El nuevo triángulo asiático

Al verse envuelta en disputas territoriales con Japón, China busca mejorar su relación con India.
Harsh V. Pant
Tuesday, June 4, 2013

 LONDRES: Con las recientes reclamaciones agresivas por parte de China sobre territorios disputados con Japón, el gobierno de Beijing ha decidido buscar a uno de sus mayores rivales: India. Sin rechazar las acciones chinas, India también busca ampliar su red de apoyo diplomático y militar.

Tras ignorar a India y sus desafíos de seguridad, en cuestión de semanas, los líderes políticos en Beijing decidieron convertir a India en una prioridad de política exterior, haciéndola el destino de la primera visita al extranjero del primer ministro chino. Sin embargo, días después, el primer ministro indio viajó a otro rival de China, Japón, e incluso extendió su visita planeada por un día. Mientras el primer ministro indio aterrizaba en Tokio, la prensa china atacaba a Japón por viciar las mentes indias en contra de China.

La parálisis de 20 días entre las tropas chinas e indias en el sector oeste de su territorio disputado en Ladakh ha exacerbado la desconfianza entre ambas naciones. Aunque la visita a India en mayo del primer ministro chino Li Keqiang estaba planeada para calmar las preocupaciones indias, Beijing no ha podido explicar por qué las tropas chinas han tomado medidas tan controvertidas. Durante la visita de Li, India no recibió una explicación satisfactoria, sino sólo promesas de que ambos lados continuarían las pláticas acerca de su situación fronteriza.

El primer ministro chino sí ofreció lo que llamó “un apretón de manos a través de los Himalayas”, subrayando la necesidad de que las dos naciones más pobladas del mundo se conviertan en el nuevo motor de la economía global. Lo que no hubo fue alguna clase de avance en los temas clave que aquejan la relación China-India. Tomando en cuenta la seriedad de sus problemas bilaterales, los pactos firmados durante la visita de Li fueron poco convincentes. Estos estuvieron enfocados a impulsar las exportaciones de búfalo y productos pesqueros de India, así como de ciertos productos para la salud. Las disputas territoriales son una amenaza constante para la relación bilateral entre China e India. Sin embargo, ambos primeros ministros se vieron en la necesidad de solamente solicitar a sus representantes especiales respectivos que examinaran los mecanismos existentes e idearan más medidas para mantener la paz en la frontera, todo con la esperanza de reavivar las negociaciones fronterizas que continúan paralizadas incluso después de 15 rondas de discusión.

El comercio bilateral entre India y China ha llegado a los USD $70,000 millones, con una meta de USD $100,000 millones para 2015. Un inconveniente ha sido que las compañías indias buscan tener mejor acceso al mercado chino, al mismo tiempo que el gobierno en Nueva Delhi ve con preocupación que el déficit crece a favor de China. India también se preocupa por el uso del agua en sus ríos compartidos, particularmente buscando mayor transparencia por parte de China en cuanto a sus planes de desarrollar el uso de recursos acuíferos en el río Brahmaputra. La visita de Li no resultó en un tratado sobre derechos ribereños, lo cual estaba en la agenda india, pero Beijing sí aceptó compartir su información acerca del flujo fluvial con Nueva Delhi. De todas maneras, a la fecha, China continúa sin comprometerse a dar información por adelantado acerca de sus planes de construir presas en ríos que cruzan hacia India.

Las implicaciones a largo plazo de la crisis fronteriza entre India y China no son claras, pero la visita de Li a India mostró una fuerza renovada en las relaciones entre ambos países. India reiteró la necesidad de reciprocidad y dejó en claro que la paz en la frontera es la base de la relación bilateral, y que otros aspectos de la relación sufrirán si incidentes como la incursión china en el valle de Depsang se repiten.

Beijing insistió en que la declaración conjunta apoyara su posición en cuanto a la situación en el Mar del Sur de China, pero Nueva Delhi solamente accedió a mencionar la región de Asia-Pacífico. Ambos lados señalaron la necesidad de “mantener la paz y la estabilidad de la región, promover el desarrollo regional común, así como establecer un marco abierto, transparente, igualitario e incluyente para la seguridad y la cooperación basado en los principios básicos del derecho internacional”. India también se rehusó a reafirmar su apoyo a la política de Una sola China y el estatus de Tíbet. Desde 2010, India ha evitado comprometerse con esas situaciones, argumentando que Cachemira es tan importante para India como Tíbet lo es para China. Por lo tanto, Nueva Delhi ha decidido no comprometerse unilateralmente con Tíbet, lo cual se vio reflejado en la omisión del tema en la declaración conjunta publicada durante la visita de Li. Mientras tanto, tras la incursión en Ladakh, Nueva Delhi tomó la oportunidad para elevar la presencia militar en su frontera con China.

Hay una nueva seriedad en la política exterior india hacia el resto de Asia, la cual pudo verse a finales de mayo, durante la visita del Primer Ministro indio a Japón. Por largo tiempo, India se ha cuidado de tener una relación cercana con Japón por miedo a causar tensiones con China. Nueva Delhi ahora está dejando atrás su indecisión y el primer ministro japonés Shinzo Abe se ha convertido en uno de los principales partidarios de lograr una relación cercana entre Tokio y Delhi. Bajo el gobierno de Abe, Tokio ha invitado a otros países con mentalidades similares, como Estados Unidos y Australia, a formar lo que llama un “Diamante Asiático de Seguridad Democrática”.

Durante su visita, Manmohan Singh anunció que Japón es un “socio natural e indispensable” para la cooperación en el Indo-Pacífico y enfatizó que India y Japón “comparten un compromiso con los ideales de la democracia, la paz y la libertad”, recalcando la fuerte sinergia entre ambos Estados y su “necesidad de un sistema de comercio internacional abierto y regulado para prosperar”. Singh y Abe subrayaron su compromiso con la libertad de navegación y el comercio sin barreras, y de promover la cooperación en asuntos marítimos.

Nueva Delhi y Tokio no sólo decidieron institucionalizar y aumentar la frecuencia de sus ejercicios navales conjuntos, sino que Japón también ofreció sus modernos hidroaviones US-2 a India. Se organizó un grupo de trabajo conjunto con el objetivo de decidir los términos de dicha cooperación militar. Esta es la primera vez que Tokio se ha mostrado dispuesto a ofrecer tecnología de doble uso a Nueva Delhi, estableciendo un nuevo punto de referencia en su relación bilateral. La declaración conjunta de Singh y Abe también se dirigió a los políticos de sus países, exhortándolos a “acelerar” las negociaciones para un Acuerdo para la Cooperación en los Usos Pacíficos de la Energía Nuclear. Aunque éstas negociaciones comenzaron en 2010, habían estado paralizadas desde el incidente en Fukushima, pero el nuevo gobierno japonés ha mostrado un interés renovado por la energía nuclear. Asimismo, Japón ya no está exigiendo que India firme el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares como condición para firmar un tratado de uso civil de energía nuclear.

La nueva importancia que India y Japón le están dando a su relación bilateral fue particularmente evidente en la declaración conjunta hecha por sus primeros ministros. “No sólo nos reúnen nuestras afinidades espirituales y culturales, sino también nuestro compromiso conjunto con la democracia y la paz internacional”, declaró Singh. “El éxito de nuestra asociación es vital para la prosperidad de nuestra gente e indispensable para el futuro de la paz y la estabilidad en Asia y en la región del Pacífico”. Shinzo Abe reiteró: “India desde el oeste, Japón desde el este, la convergencia de dos de las democracias más arraigadas es una parte importante del bien común del siglo XXI. Yo creo que es importante que Japón e India aseguren que Asia siga en el camino de la paz y la prosperidad”.

Mientras el balance de poder asiático cambie, surgirán nuevas configuraciones de poder. China, Japón e India son los tres actores regionales más fuertes y el manejo de sus relaciones bilaterales tendrá consecuencias que afectarán la configuración del balance de poder asiático. El comportamiento agresivo de China está acercando a India y Japón mucho más de lo que podría haberse vislumbrado hace unos años. Aunque Beijing probablemente vea la situación como un intento de contención, Delhi y Tokio argumentarán que su acercamiento es simplemente una respuesta a las provocaciones provenientes de China. Lo que sea que llegue a pasar, la dinámica geopolítica en Asia seguirá desempeñando un papel importante en la conformación de la política global.  

Harsh V. Pant es profesor en el King’s College de Londres.
Translated from English by Francisco García González and Joskua Tadeo.
Copyright © 2013 Yale Center for the Study of Globalization