El milagro económico turco bajo fuego

La estabilidad, la democracia y la integración con la economía global han transformado a Turquía en una potencia regional con una economía fuerte. El primer ministro Recep Tayyip Erdoğan llamó la atención del mundo árabe por sus posturas diplomáticas, apoyando las Primaveras Árabes en Egipto y Libia en 2011, la Flotilla de la Libertad de Gaza en 2010 y más recientemente, a los rebeldes sirios. Sin embargo, puede ser que Erdoğan haya dejando que el poder se le suba a la cabeza, argumenta el autor Dilip Hiro. La economía abierta ha fortalecido a la oposición, en especial a los jóvenes, y el buen funcionamiento del gobierno de Turquía se ha visto alterado por las protestas. El primer ministro puede estar exacerbando el descontento denunciando a la disidencia al decir que las redes sociales son ”la peor amenaza” para la sociedad. Asimismo, ha limitado el debate público sobre los planes de desarrollo de un parque en Estambul, entre otras políticas controvertidas. - YaleGlobal

El milagro económico turco bajo fuego

El primer ministro turco apoya el derecho de disentir en otros países, pero no en el suyo.
Dilip Hiro
Thursday, June 13, 2013

LONDRES: La estabilidad política turca bajo el mandato del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan y la integración de Turquía a la economía globalizada ha ayudado al país a convertirse en una potencia regional. Sin embargo, las conexiones globales parecen desafiar el creciente estilo autoritario de Erdoğan. Las protestas dirigidas por jóvenes citadinos, fortalecidas por las redes sociales, han detenido a los inversionistas extranjeros que ayudaron al gran auge económico de Turquía.

La larga década en el poder del Partido de Justicia y Desarrollo, Adalat ve Kalk'nma Partisi o Partido AK, dirigido por Erdoğan podría estar en declive. Las manifestaciones han dejado 5,000 lesionados y más de 900 arrestos, revelando una falla alarmante en el estilo de liderazgo del primer ministro. Confiado en el éxito que ha tenido en el país y en la región, Erdoğan no ha podido captar la esencia de la conducta democrática y del potencial que las redes sociales pueden representar en un país de 74 millones de habitantes, de los cuales 66 millones son usuarios de telefonía celular y 32 millones tienen conexión a Internet.

Habiendo denunciado a los manifestantes como vándalos, borrachos y extremistas, Erdoğan  se ha retratado a sí mismo como el epítome de la “voluntad nacional”. Acusó a los grupos disidentes de “secuestrar cibernéticamente ” la protesta y de engañar a “sus ciudadanos”, advirtiendo que “no vamos a permitir ningún ataque contra la voluntad nacional, independientemente de cómo se presente o quién la apoye.”

Una pequeña protesta de ambientalistas en contra de convertir el único parque

público del centro de Estambul en un complejo comercial y centro cultural, se convirtió en manifestaciones contra el gobierno en 70 centros urbanos. El inicio del proyecto coincidió con la repentina decisión del gobierno de prohibir la venta de alcohol entre las 22 hrs y las 6 hrs. El abstemio y no fumador primer ministro fue el principal promotor detrás de ésta restricción.

En noviembre de 2002, el Partido AK, de corte islamista y ganador de casi dos tercios de la Asamblea Nacional Turca, heredó una economía de crecimiento cero. El partido adoptó políticas neoliberales, abriendo la economía a los mercados financieros globales y privatizando bienes estatales. Entre 2003 y 2007 la expansión real del PIB, sin inflación, osciló entre 4.5 a 8.2 por ciento al año.

El éxito del partido en las elecciones generales de 2007 no protegió a Turquía de los efectos negativos de la recesión de 2008 y 2009. Sin embargo, para cuando los turcos volvieron a acudir a las urnas en junio de 2011, la economía estaba creciendo a una tasa del 8.5 por ciento. La recuperación se debió a que el gobierno de Erdoğan facilitó las regulaciones sobre empresas y startups, al tiempo que eliminó las restricciones de visa para rusos con el objetivo de impulsar el turismo.

Con una cifra record de 50 por ciento del voto popular, el Partido AK ganó 315 de los 550 asientos de la Asamblea Nacional. Ese mismo año, Turquía se convirtió en el sexto destino turístico más popular en el mundo, con 31 millones de turistas extranjeros apoyando una industria con un valor de USD $30,000 millones.

En general, el auge de la economía fue el telón de fondo sobre el cual Erdoğan se apuntó varios éxitos diplomáticos. En mayo del 2010, respaldó a la Flotilla de la Libertad de Gaza, organizada principalmente por una ONG turca con el objetivo de romper el bloqueo israelí-egipcio hacia la Franja de Gaza. La Flotilla fue atacada por el ejército israelí, causando la muerte de nueve turcos. Enfurecido, Erdoğan degradó las relaciones diplomáticas de Turquía con Israel, hecho que elevó su perfil entre los palestinos y otros árabes a expensas del presidente egipcio, Hosni Mubarak. Posteriormente también apoyó el intento de la Autoridad Palestina para obtener el estatus de Estado soberano en la ONU.

Al inicio de las manifestaciones contra Mubarak, en enero de 2011, Erdoğan se resistía a tomar una posición firme contra el líder egipcio, pero pronto cambió sus tácticas y pronunció un discurso emotivo en el cual pidió la renuncia de Mubarak. De igual manera, tras su fallido exhorto al Coronel Muammar Gaddafi a renunciar, el primer ministro turco firmó con la OTAN la toma de control de la zona de exclusión aérea en Libia en marzo del 2011.

“Libertad, democracia y derechos humanos deben ser el único lema para el futuro de nuestro pueblo", dijo Erdoğan en su discurso a los ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe en septiembre de 2011.

La promoción de la democracia por parte del líder del Partido AK facilitó el camino para que la Hermandad Musulmana en Egipto y el Hizb al Nahda o Partido del Renacimiento en Túnez participaran legalmente en la política de sus países. El éxito electoral de estos partidos políticos en El Cairo y la Ciudad de Túnez respectivamente llevó a relaciones cordiales con Ankara, reforzando aún más la influencia regional de Turquía.

En el caso de la guerra civil siria, Estambul surgió como la base principal de la oposición siria. Así, la frontera turco-siria se ha convertido en la principal ruta de suministro de armas y municiones de los rebeldes. 

Al interior del país, a través de una serie de movimientos bien organizados, Erdoğan puso al ejército bajo control civil, un logro importante en las 7 décadas de la república. Usando el poder legislativo, el Partido AK modificó la Constitución para hacer que los jueces de mayor rango y a los fiscales estatales fueran representantes de la sociedad en general y no solamente de los grupos de élite ultra-secular.

Asimismo, el acuerdo de paz firmado en marzo con el Partido Obrero de Kurdistán o PKK, cuya lucha por un Estado independiente kurdo o el estatus de región autónoma dentro de Turquía datan de 1984, fue de gran importancia política.

Logros sobresalientes como ganar tres elecciones generales y lograr el colapso virtual del Partido Popular Republicano parecen haber producido tal exceso de confianza, que Erdoğan llegó al punto de actuar como un autócrata.

Erdoğan no notó el enorme crecimiento de las redes sociales y su poder para mobilizar individuos en torno a un objetivo específico, ni tampoco el poder de las redes sociales como arma contra la censura, que era impuesta o adoptada voluntariamente por los medios establecidos. "Ahora hay una amenaza que se llama Twitter", dijo el 3 de junio. "Los mejores ejemplos de mentiras se pueden encontrar allí. Para mí, las redes sociales son la peor amenaza para la sociedad."

El primer ministro parecía no estar informado de que Turquía tenía una de las poblaciones de más rápido crecimiento en cuanto a usuarios de redes sociales, habiéndose triplicado en años recientes. Taha Akyol, periodista y personalidad de televisión, dio una opinión contrastante: "las redes sociales son la voz del pluralismo. Si aceptamos la modernidad y la democracia, tenemos que aceptar las redes sociales".

Erdoğan fue igualmente desafiante ante la caída del 22 por ciento en la Bolsa de Valores de Estambul Índice Nacional 100 desde el comienzo de las protestas. "El lobby de tasas de interés piensa que nos pueden poner en peligro al crear especulaciones en la bolsa de valores". Declaro que "deben saber que no vamos a dejar que abusen de la riqueza de la nación."

Para impulsar el crecimiento económico tras su triste 2.5 porciento el año pasado, Erdoğan, siendo ex alcalde de Estambul, invirtió USD $80,000 millones en un plan de infraestructura para la ciudad. Convertir el Parque Gezi del centro de Estambul en un complejo de usos múltiples es parte de ese plan. De la misma manera, hay proyectos para la construcción de un tercer puente sobre el Bósforo y un canal artificial para unir al Mar Negro con el Mar de Mármara. No hubo audiencias públicas ni debate en los medios de comunicación sobre dichas propuestas. 

Mientras tanto, las altas tasas de interés, reflejando una inflación del 7 por ciento, comparadas con aquellas que prevalecen en Occidente, atraen capital a corto plazo. Esto elevó el valor de la lira turca, aumentando la demanda de productos extranjeros.

Sin embargo, esto hizo que la prosperidad turca dependiera de inversionistas especulativos en el extranjero. El "dinero caliente" ha contribuido USD $120,000 millones desde el inicio del año, con otros USD $40,000 millones provenientes de créditos externos de los bancos turcos. Estas son las sumas necesarias para cubrir los USD $200,000 millones al año que Turquía necesita para financiar su déficit de cuenta corriente y los vencimientos de la deuda externa que ascienden a USD $413,000 millones.

"El flujo de capital extranjero y el crecimiento causaron la percepción de estabilidad", señaló Ergin Yildizoglu, columnista del diario Cumhuriyet. "Ahora que la estabilidad está en duda, el flujo de capital también está en duda y esto deja al ‘milagro económico’ también en duda".

La puerta abierta al mundo que Erdoğan utilizó para aumentar el PIB de Turquía ahora representa una amenaza para su nuevo estilo de liderazgo.



 

Dilip Hiro es el autor de “Inside Central Asia: A Political and Cultural History of Uzbekistan, Turkmenistan, Kazakhstan, Kyrgyzstan, Tajikistan, Turkey and Iran” (Overlook-Duckworth, New York and London). Su último libro es “Apocalyptic Realm: Johadists in South Asia” (Yale University Press, New Haven and London).
Translated from English by Francisco García González and Joskua Tadeo.
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